Mientras escribía el guión de mi cortometraje Patatas, lo que tenía en mente era intentar reflejar el matriarcado emocional que había sostenido a familias durante generaciones. Era una historia de mujeres. La protagonista principal, la abuela, no salía en el cortometraje porque acababa de morir justo cuando comenzaba. Para narrarlo, lo hice desde el punto de vista del nieto de la fallecida, que regresaba a la casa familiar para el funeral.
Nadie, o casi nadie, vio sin embargo aquel homenaje a la mujer en Patatas. Fue el gran fracaso del cortometraje. Su éxito, involuntario y sin duda inmerecido, se basó en que muchos espectadores se vieron identificados en esa vuelta al hogar del hijo que un día se fue.
– Es un Beautiful girls a la asturiana – escribió alguien en alguna parte.
Eso, sin duda, elevaba la categoría del cortometraje, aunque fuera en el terreno emocional. Había visto tantas veces la película de Ted Demme, que la había homenajeado sin querer. No fui el único. Beautiful Girls creó escuela y han sido muchas las películas que han seguido su estela temática y estilística. Me quedo con dos, Garden State, de Zach Braff, y Young adult, de Jason Reitman, con una deliciosa Charlize Theron.
Hay una diferencia, ni en estas, ni en Patatas, los amigos se reúnen alrededor del piano con Uma Thurman para cantar Sweet Caroline pa pa pa good times never semmed so good...
David Barreiro para Niebla Road
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Cartel de la película |
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